martes, 18 de octubre de 2016

Mis Animales:

Recuerdo con muchísimo cariño a mi perro Enol, un boxer precioso, color canela, con una estrella blanca en el pecho.
Lo cogimos con dos meses, era una bolita…
Al principio era un poco “autista”, era el último de la camada, el décimo.
Luego poco a poco nos fue dando todo su amor y lealtad incondicional.
Fue muy rebelde en su juventud, luego se calmo al castrarle…
Murió de cáncer a los 16 años. Siempre estará en mi corazón.
Recuerdo cuando le llevaba a la playa, le chiflaba rebozarse en la arena y luego ir directo a jugar en el agua.
También le chiflaba la nieve, se la comía a bocados y escarbaba como un locuelo.
Iba conmigo a todas partes, andando, en coche… Era mi mejor amigo.
Le extraño demasiado…


1 comentario:

  1. Parece mentira, pero a veces nos enseña más sobre el amor un perro, que un humano. Su incondicionalidad es pura terapia y una caricia para las heridas del alma. Gracias por compartir este pequeño relato sobre Enol!

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